La primera cosa que tuvimos que hacer fue «derrotar la derrota»

Por Sandra Morán

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La Tizza Cuba

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Transcripción revisada de la intervención en el panel inaugural del XV Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios. La Habana, Cuba, 27–29 de febrero de 2024.

Puedes leer otras intervenciones realizadas durante el evento:

Para una antesala de la victoria, por Alejandro Gumá Ruíz.

Dominación imperialista, guerra contra la vida y disputa hegemónica, por Henry Mora Jiménez.

Soy integrante de la Marcha Mundial de Mujeres, del Movimiento de Mujeres con Poder Constituyente en Guatemala, coordinadora de la Escuela Internacional para la Organización Feminista Berta Cáceres.

Primero, muchísimas gracias por este espacio, siempre es un espacio importante. Y un espacio de muchos abrazos, digo yo, de mucha ternura y mucho cariño por volvernos a encontrar.

Guatemala en este momento está celebrando una sorpresa que tuvimos el año pasado en las elecciones.

Y digo celebrando porque tenemos que tener la capacidad de celebrar cuando avanzamos. Y no solamente estar en la derrota, en el miedo de lo que puede pasar después. Por eso esta celebración es a la medida de lo que en realidad ha sucedido, a pesar de que esa victoria electoral sigue amenazada.

Pero,

¿quién logró eso? ¿Quién logró ese cambio de gobierno y crear un escenario distinto?: la juventud.

La juventud se organizó una semana antes de las elecciones, escogió a su candidato [Bernardo Arévalo], un candidato socialdemócrata, progresista, de un partido político nuevo, pequeño, y logró que llegara a segunda vuelta.

Yo fui candidata de la izquierda en esas elecciones. Y la izquierda quedamos muy mal. Por lo tanto, un reto todavía para nosotros es saber qué pasa en la izquierda social y política para seguir adelante.

Entramos a segunda vuelta y ahí sí todos nos juntamos. Y ahí sí todos pensamos que era la oportunidad de romper la fuerza de un «Pacto de corruptos», que es como lo llamamos nosotras.

Lo decimos así porque es un pacto que se produjo desde el año 2017, cuando las élites locales decidieron juntarse para poder controlar todo el Estado en función de su proyecto de impunidad, corrupción y enriquecimiento ilícito.

Ese pacto lo forman los terratenientes oligarcas de siempre, lo forman los narcotraficantes, lo forman los militares genocidas, lo forman los partidos políticos corruptos y lo forman los funcionarios que se han enriquecido a partir del saqueo del Estado. Es un pacto entre ellos que, juntos, han logrado controlar al Estado.

Estamos en el año 5132 del calendario maya y a 500 años de haber fundado la primera ciudad de la colonia.

Los pueblos se han levantado, no es la primera vez: uno de los levantamientos más importantes es el levantamiento de 1817, antes de la Declaración de Independencia, la cual ocurrió en 1821.

Los criollos en el acta de Independencia dijeron que hacían la independencia antes de que los pueblos lo hicieran.[1]

Lo que hubo el año pasado — después de que los jóvenes cambiaron el escenario, después de que el pacto de corruptos comenzó a atacar esa posibilidad de cambio — es que los pueblos se levantaron una vez más.

Los pueblos indígenas con sus autoridades se levantaron una vez más. Y se trata de un levantamiento muy importante en la historia de los levantamientos del país.

Porque es el levantamiento de los pueblos, de las comunidades organizadas con sus autoridades que a través de la democracia directa deciden irse a la ciudad y parar el país.

Así sucedió que se establecieron 150 puntos de paro en todo el país por 15 días.

Y después, tuvimos otros 106 días de resistencia, 24 horas seguidas durante 106 días en la ciudad capital, frente al Ministerio Público — que es el actor de persecución, criminalización y judicialización de actores diversos como son los liderazgos de organizaciones y de comunidades, fiscales, periodistas, jueces — .

Quiero denunciar que de nuevo tenemos más de 150 personas en el exilio. Empezamos el 2023 con el escenario de que era posible que llegara a las elecciones Zury Ríos Sosa, hija del dictador genocida Efraín Ríos Montt. Con esa posibilidad mucha gente empezó a pensar a dónde se iba a ir al exilio. De hecho, andábamos con el pasaporte en la mano porque si ganaba Zury Ríos mucha gente tenía que salir del país porque la persecución era el escenario más terrible que nos estábamos imaginando.

La primera cosa que tuvimos que hacer fue «derrotar la derrota» y organizarnos para enfrentar esa única posibilidad que teníamos para que ellos no siguieran con su fuerza de controlar todo el Estado.

Háganse cuenta de que era como la cuña que había que meter antes de que se cerrara la puerta totalmente. Se trataba de la última posibilidad que teníamos para evitar que ellos controlaran todo y nos persiguieran a todos.

Incluso la institucionalidad de defensa de los derechos humanos ya estaba desmantelada. Ya no teníamos defensa — incluso, desde las organizaciones defensoras de derechos humanos — , muchos de nuestros compañeros y compañeras ya están en el exilio. Están en el exilio ahorita defendiendo la vida.

Ahora no nos matan y no nos secuestran, sin embargo, nos meten a la cárcel con cargos que no existen pero que los jueces los crean, los mantienen y los hacen válido y van a la cárcel.

Con esa fuerza de las mujeres, de las feministas, con esa presencia permanente de los pueblos en la ciudad; estuvimos 106 días aprendiendo — aprendiendo de una manera impresionante con los pueblos indígenas — . Imagínense, ¿qué nos está diciendo? Estamos aprendiendo cómo los pueblos indígenas se organizan, cómo los pueblos indígenas definen qué es lo que van a hacer.

La democracia representativa — a través del voto — es distinta a la democracia directa: el diálogo de saberes se puso en práctica en una tribuna permanente en la calle, donde mujeres y hombres tomaban la palabra y hacían, en la práctica, una formación política impresionante.

Los movimientos sociales fueron desafiados porque muchos de los liderazgos del movimiento social no pudieron llegar allí porque no sabían a qué iban. No eran los movimientos sociales los actores, eran los pueblos organizados. Y lo que correspondía a los movimientos sociales era acompañar, estar, sumar, complementar.

Una de las cosas importantes que hoy tenemos en Guatemala es que están sobre la mesa esos saberes ancestrales, esas formas organizativas ancestrales que nos permiten subrayar algo que hemos venido construyendo y que hemos venido acogiendo: la propuesta de los pueblos para un «buen vivir».

Se trata de una propuesta de reorganización social y política donde tenemos que reorganizarlo todo. Toda la forma organizativa que tenemos es una forma organizativa que ellos, el pacto de corruptos, controlan. El Estado lo controlan ellos.

¿Qué es lo que nos corresponde hacer? Tomar decisiones a una forma organizativa distinta que hoy por hoy está tan viva y tan presente que hasta la hemos descubierto en la ciudad. Esos 106 días de resistencia nos ayudaron a reorganizarnos en los barrios populares.

No solo ahí, también en los barrios de clase media, porque el nuevo gobierno y la administración está integrado por personas de clase media, graduados de las universidades.

Las comunidades se reorganizaron y se organizaron para sostener una resistencia que nos dio fuerza, esperanza, camino y nos puso sobre la mesa aquellos principios y valores que los pueblos han tenido y que hoy son tan necesarios ante un neoliberalismo que nos individualiza, ante un neoliberalismo que monetiza todo, que todo lo vuelve a mercantilizar.

Tenemos de dónde asirnos, tenemos a dónde caminar, tenemos cómo caminar, pero tenemos muchos desafíos y retos porque la amenaza está presente. Día a día está la amenaza en contra del gobierno actualmente en funciones, en contra de los compañeros y compañeras en el Congreso Nacional, en contra de las organizaciones y los liderazgos de los periodistas. No obstante,

tenemos que seguir con la resistencia, tenemos que seguir aprendiendo y tenemos que seguir con esta fuerza, esa celebración y esta esperanza y esta energía que nos permite abrir el camino constituyente, hacia una nueva Constitución.

El «buen vivir» es la utopía, es el camino que no está para allá, está aquí, ahora y con él vamos a seguir caminando. Ahí estamos las feministas. Ahí está la juventud y la juventud nos enseñó que era posible, por eso basta de decir que a los jóvenes no les importa nada, que los jóvenes no hacen nada, porque no es cierto. La juventud, los jóvenes lo lograron, lo hicieron, se hicieron con las redes sociales, se organizaron en una semana y lograron cambiar el escenario.

Nota:

[1] El texto exacto de la Declaración de Independencia de 15 de septiembre de 1821 es el siguiente: «1. Que siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande publicar, para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.» [N. de E., el subrayado es nuestro].

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Revista digital y plataforma de pensamiento para debatir el proyecto de la Revolución Cubana, su relación con prácticas políticas de hoy, sus futuros necesarios